¿Cuántas veces te ha pasado que al hacer la compra te aprovisionas de una cantidad de verduras, sólo para que se marchiten o se pudran al final de la semana? Y te acabas haciendo la misma pregunta, ¿Cómo puedo comer más verduras?. Independientemente de tus mejores intenciones y planes que habías hecho cuando hiciste la compra.
Las verduras son ricas en nutrientes e importantes para nuestra salud, porque tienen altas cantidades de vitaminas, minerales, antioxidantes y fibras. Cuando nuestras madres nos dicen que tenemos que comer más verduras, tienen toda la razón.
Las verduras deberían ocupar la mitad de cada plato que consumimos según los nutricionistas de Harvard, o la dieta mediterránea, aunque cada vez más no se comen en la cantidad suficiente. Según la Encuesta Europea de Salud en España del año 2020, el consumo de verduras, ensaladas y hortalizas es de un 52,0% en mujeres y un 41,0% en hombres.
Nuestro estilo de vida nos hace difícil comer verduras tan a menudo como nos gustaría y deberíamos. La buena noticia, es que realizando pequeños cambios podemos conseguir comer más verduras diariamente y sin que nos suponga un problema.
Échale un vistazo a estas ideas que te propongo, te ayudaran a comer más verduras de una forma fácil ya que se adaptan a tu estilo de vida:
- Incorpora todas las verduras a una comida
No te pongas más trabajo incorporando verduras al desayuno, comida y cena. Empieza con una comida y si te atreves ¿por qué no hacerlo en el desayuno? De esta forma, sabrás que ya te has tomado tu ración de verduras diarias.
- Hazte una ensalada que te apetezca comer
Incorpora una ensalada diaria a la comida o a la cena y que además puedes convertir en plato único si la haces variada.
Coge un bol enorme y ponte creativo. Comienza por encontrar una base: lechuga, espinacas, o cualquier verdura de hoja verde que te guste. A partir de aquí, incluye verduras de distintos colores, formas y sabores, frutos secos, semillas o cualquier otro alimento que te apetezca y tengas en casa. Se convertirá en un fantástico plato único.

- Mézclalas en un batido en el desayuno
Prueba un desayuno lleno de verduras, si las eliges bien es posible que ni siquiera las pruebes en los batidos. La coliflor y las espinacas congeladas son dos de las verduras más comunes utilizadas en los batidos, ya que su sabor suave se enmascara muy rápidamente con cualquier fruta o complemento.
- Trocéalas y guárdalas
Reserva una parte de las verduras que has comprado, límpialas, córtalas y divídelas en bolsas. Una parte la puedes congelar y otra la puedes agregar como complemento a comidas; unos huevos con unas verduras a la plancha la hacen una comida rápida y sana.
Puedes ahorrar tiempo comprando verduras ya prelavadas, que aunque te puedan costar un poco más, te puedan resultar más cómodas.
- Prueba verduras nuevas
Obligarte a comer verduras que no te gustan no tiene ningún sentido, encuentra una opción que te guste. Por ejemplo, si el brócoli siempre te ha dado asco, prueba con el calabacín. Prueba una nueva verdura cada mes para que puedas encontrar la que más te gusta y descubrir nuevos sabores.
- Conviértela en pasta.
Con un espirilizador puedes transformar calabacines, batatas y otras verduras en fideos. Les incorporas cualquiera de tus salsas favoritas, como el pesto, y tienes ya una comida rica y sana.
- Acércate a un mercado de productos locales
No hay nada más sabroso que los tomates tradicionales de temporada, unas judías verdes y frescas o la albahaca fresca, y no hay mejor manera de conseguirlos cuando están en su mejor momento que en un mercado de productos locales.
¿Mas ventajas? Te puedes llevar alguna receta nueva de los agricultores y darte un paseo.
- Hornéalas en una masa salada.
Saltea las verduras que tengas en casa, e incorpóralas a una base de hojaldre, añade especias y hornéalas. Rápido, sencillo, rico y lo que sobre lo puedes comer al día siguiente.
- Conviértelas en cremas y caldos
No importa si es invierno o verano siempre hay una alternativa con verduras. Si es invierno, puedes preparar una crema que te caliente o un caldo que contenga verduras. En el verano te refrescará, un gazpacho o salmorejo frío un día de mucho calor nos sienta genial.
Además, las cremas se pueden congelar, ahorrándonos tiempo en nuestro día a día, o las podemos llevar al trabajo.
- Incorpóralas a bocadillos
Corta verduras como zanahorias, pepinos, pimientos y guárdalas en la nevera. Cuando vayas hacer un bocadillo, añádelas y acompáñalas con un poco de aceite y especias. Verás como estará más rico el bocadillo y además notarás que estás más saciado.
- Mójalas en tu salsa favorita.
No, estás tomando el camino fácil al recurrir a aderezos o salsas. Las salsas hacen que las verduras cobren vida, y si eso te hace disfrutar comiéndolas, ¡hazlo! Cualquier cosa que evite que esas verduras se echen a perder en la nevera es todo un logro.
Es probable que para algunas personas estás ideas no sean motivos suficientes para consumir más verduras, porque lo difícil es cambiar nuestros comportamientos. Para cambiar cualquier comportamiento, necesitamos tener confianza en que podemos hacerlo y no crearnos obstáculos como que no tenemos tiempo, o no son asequibles las verduras.
Tenemos que conseguir cambiar nuestra forma de pensar, hacer una planificación y ponernos unos objetivos que se adapten a nuestro estilo de vida y comenzar poco a poco. De esta forma, veremos que conseguimos comer más verdura y que se ha convertido en un hábito, que te llevará a tener una mejor salud y bienestar.
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